jueves, 21 de agosto de 2008

Dia 12: La vuelta

Aprovechamos las últimas horitas y luego de empacar fuimos a comer en un Lokanta de Istiklal Cadessi.

Cenk -el dueño del piso- muy amablemente nos acompañó a buscar un taxi. Hemos estado muy bien tanto en el apartamento, como en el barrio. Cenk es muy amable y servicial, y siempre va bien saber que aunque estás lejos, alguien puede ayudarte en caso de necesidad. Recomendamos hospedarse en Taximhome de todo corazón.

Teniamos el vuelo de vuelta via Madrid con Iberia a las 17h30, así que salimos a las 14:00 para darnos el margen de costumbre. Menos mal, porque nos llevó una hora y eso que en Agosto dicen los locales que Estambul está vacío...

La verdad es que con lo cargadas que íbamos, no más que a la ida pero ahora nos pesaba nuestra pena, penita, pena... no dudamos ni un segundo en coger un taxi. Hay una combinación de autobus y tranvia que lleva al aeropuerto, pero la verdad es que un poco de comodidad, no viene nada mal. Esta vez el taxi nos costó 35YLT.

Y pasamos nuestro primer control nada más llegar. No te dejan ni entrar al edificio del aeropuerto sin pasar absolutamente todo lo que tienes por el detector de metales. Y aún así, lo tienen al máximo de sensibilidad -con lo cual son inevitables los pitidos y consecuentes cacheos.

La verdad es que las medidas de seguridad de Atatürk -el aeropuerto de Estambul del que salimos- son iguales (o superan) las de Heathrow.

Aquí Rosa y Andrea en la cola para entrar al aeropuerto.



Una vez pasado el primer control, fuimos a buscar nuestra tarjeta de embarque. Gaby -con su bendita espalda dando la lata- decidió preguntar si no había una manera más rápida de conseguirla, que le dolía estar parada. Y tuvo suerte: nos dejaron saltarnos la cola y facturar en el (vacío) mostrador de Business Class. (Nota: realmente le dolía, para aquel que levante las cejas)

Al subir al avión, nos informaron del accidente en Barajas. No se sabía bien lo que habia pasado, ni la magnitud del accidente, pero si nos dijeron que se producirían retrasos de al menos 3 horas, con lo cual pedian permiso al aeropuerto para que pudieramos bajar del avión.

Bajamos todos, y nos dirigimos a un bar del aeropuerto donde pasar el tiempo de espera. Nuestra sorpresa fue que al cabo prácticamente de una hora nos llamaron para embarcar. Y hubo que volver a pasar el control de seguridad de equipajes de mano (y ya van tres...)

3 horas y media más tarde llegamos a Madrid. Allí ya nos explicaron, y supimos de primera mano de lo grave del accidente y de la cantidad de victimas. Estabamos consternadas. Andrea, como tiende a ser miedosa en general, tuvo sus momentos, pero nada - sigue siendo más seguro volar que ir en moto por Barcelona.

Nuestro vuelo a Barcelona se demoró - como todos los vuelos ese día. Nos tocó esperar un par de horas, que amenizamos jugando a nuestro precioso backgammon




A la llegada, nosotras (y un par más de pasajeros) acabamos en la terminal C y nuestras maletas, en la B. Por suerte, un empleado de lo más amable abrió las puertas de un aeropuerto cerrado y absolutamente vacio. Jamás habíamos visto algo igual - es que entre la 1 y las 5, no hay actividad de vuelos.
Realmente da impresión ver un aeropuerto vacio.



Ya eran casi las 3 de la mañana, cuando pasamos nuestro 5to control de equipajes. Y luego de felizmente reencontrarnos con nuestro equipaje sano y salvo, el 6to control (ya las 03:30) al salir.



Llegamos a casa reventadas, eran las 4h de la madrugada. Había sido un dia muy largo.

Pero quién nos quita lo bailado!

Mañana seguiremos con un poquito más - ahora sí, un resumen de cosillas que hemos ido aprendiendo que tal vez le puedan ser útiles a quien le haya entrado el gusanillo y decida hacer este viaje espectacular.

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